Mitre Santiago del Estero triunfa en medio de un tumultuoso choque contra Colón
En el corazón del fervor futbolístico de Argentina, el choque entre Mitre Santiago del Estero y Colón tomó un giro inesperado, grabándose en los anales de la historia de la Primera Nacional. El 1 de julio de 2025, cuando el sol se ocultó por debajo del horizonte del Estadio Brigadier General Estanislao López, las tensiones se agudizaron no solo en el campo, sino que resonaron en las gradas. Mitre Santiago del Estero, luchando con la ferocidad de un equipo ansioso por escapar de las garras del descenso, se encontró en el centro de una tormenta tanto literal como figurativa.
El partido de la 20ª jornada en la Zona B de la Primera Nacional estaba en un equilibrio delicado cuando Cristian Díaz, con un toque hábil y el instinto de un depredador, colocó el balón más allá del portero de Colón, enviando a los aficionados de Mitre a la euforia. Sin embargo, la alegría fue efímera ya que estalló el caos. Los aficionados de Colón, incapaces de contener su frustración, recurrieron a la violencia, lanzando proyectiles al campo, lo que llevó al árbitro Felipe Viola a detener el encuentro en el minuto 79, citando la falta de garantías de seguridad.
A medida que la noche descendía en el pandemonio, las vallas del estadio yacían en ruinas, y el aire estaba impregnado del acridó olor de gas pimienta utilizado por la policía que intentaba restaurar el orden. Los jugadores, meros peones atrapados en el fuego cruzado, requirieron una escolta policial para regresar a la santidad de los vestuarios. Lo que debería haber sido una noche de destrezas futbolísticas se convirtió en un recordatorio sobrio de la volatilidad que puede acompañar al hermoso juego.
El partido se reanudó a la mañana siguiente, un asunto solemne jugado a puerta cerrada. Sin espectadores para atestiguar su esfuerzo, Mitre mantuvo firme su estrecha ventaja de 1-0, logrando una victoria que no solo mejoró su posición, sino que también encendió discusiones disciplinarias y de seguridad dentro de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Esta victoria fue más que solo tres puntos; fue un faro de resistencia frente a la adversidad.
El triunfo de Mitre, aunque ensombrecido por la violencia previa, sirve como un testimonio de la resolución del equipo. A medida que continúan su campaña en la Primera Nacional, lo hacen no solo con la mirada puesta en la supervivencia, sino con el espíritu de un club que ha sobrevivido a la tormenta tanto dentro como fuera del campo.