Deportivo La Coruña: Rachas invictas y el arte de la diplomacia futbolística en Leganés
Cuando el Deportivo La Coruña salió al campo contra Leganés el 1 de septiembre de 2025, no era solo otro día de partido en la Segunda División de España. Era como si los Vengadores se reunieran para otro enfrentamiento épico en el universo cinematográfico del fútbol. Ambos equipos entraron en la contienda con récords invictos, sus impecables formas estaban pulidas y listas para brillar. La anticipación en el Estadio Butarque era palpable, como la tensión antes de un giro argumental en una película de Christopher Nolan.
El Deportivo, con su formación 4-2-3-1, parecía un tablero de ajedrez táctico donde cada pieza tenía un propósito. German Parreno guardaba la portería como un experimentado caballero, mientras que defensores como Arnau Comas y Dani Barcia se mantenían como la línea frontal resuelta de peones, listos para frustrar cualquier avance de Leganés. En el mediocampo, Diego Villares y Jose Gragera orquestaban el juego con la fineza de un director de orquesta clásico, marcando el ritmo para el trío atacante de David Mella, Mario Soriano y Yeremay Hernandez. Zakaria Eddahchouri era el delantero solitario, posicionado como un ranger solitario listo para enfrentarse a la selva de la defensa del oponente.
Por el otro lado, Leganés salió con un clásico 4-4-2, una formación tan atemporal como un éxito de los Rolling Stones. Juan Soriano, el portero, era el centinela firme, mientras que Ruben Pena y Jorge Saenz formaban un dúo defensivo reminiscentes de Batman y Robin, siempre listos para intervenir y salvar el día. Sus mediocampistas, incluyendo a Amadou Diawara y Seydouba Cisse, danzaban como Fred Astaire, tratando de establecer el ritmo contra el compás del Deportivo.
El rumor antes del partido sugería que Leganés podría tener la ventaja, al igual que las cuotas que favorecen a la casa en un casino de Las Vegas. Pero la reciente forma a domicilio del Deportivo, con goles en siete de sus últimos ocho partidos fuera de casa, insinuaba que podrían cambiar el guion y convertir esto en una clásica historia de desvalidos. Ambos equipos venían de empates — Leganés con un 1-1 contra Cádiz, y Deportivo con un empate contra Burgos. Era como ver a dos pesos pesados en un ring de boxeo, sintiéndose mutuamente, esperando el momento adecuado para asestar un golpe decisivo.
El partido en sí fue más que un simple juego; fue una batalla por la supremacía en el inicio de la temporada. Como protagonistas de esta saga futbolística, ambos equipos sabían que las apuestas eran altas. Una victoria no solo significaría tres puntos, sino un paso más cerca del objetivo final: el ascenso a la máxima categoría de LaLiga. Y así, mientras el reloj avanzaba y el drama se desarrollaba, los aficionados se preguntaban: ¿terminaría este encuentro con una resolución satisfactoria, o nos dejaría en un cliffhanger, esperando con ansias el próximo emocionante episodio de la temporada?