La Historia de Cenicienta de Levante UD se Convierte en Calabaza: Un Upset en la Copa del Rey

En el último giro que podría haber sido extraído directamente de las páginas de un drama deportivo, o quizás de una telenovela, el viaje de Levante UD en la Copa del Rey llegó a un abrupto final no con un estruendo, sino con un susurro. En la noche del 30 de octubre de 2025, bajo las tenues luces del Estadio Municipal Los Arcos, Levante se vio superado y engañado por Orihuela CF, un equipo de las profundidades de la Segunda Federación. Piénsalo como una banda de secundaria superando a un artista ganador de un Grammy: inesperado, pero innegablemente entretenido.

Levante, un equipo que navega por las olas más altas de LaLiga 2, se esperaba que hiciera carne picada de su oposición de cuarta categoría. Pero los dioses del fútbol tenían otros planes, y Orihuela CF llevó a cabo lo que solo puede describirse como un atraco digno de Ocean's Eleven. Con una capacidad de estadio de solo 7,000, la atmósfera era íntima, similar a una proyección de cine independiente donde el desvalido roba el espectáculo, dejando a los aficionados de Levante preguntándose si estaban en un episodio de Black Mirror en lugar de un partido de fútbol.

Crucial para la narrativa fue la ausencia del delantero clave de Levante, Iván Romero, quien estaba marginado por una lesión. Sin su hombre principal, el ataque de Levante era como una banda de rock sin su vocalista: todavía tocaban las notas, pero la armonía estaba completamente desentonada. Esta ausencia crítica dejó a Levante buscando soluciones, o tal vez, buscando pañuelos, mientras sus aspiraciones de copa para la temporada 2025-26 se desmoronaban como un soufflé mal hecho.

La derrota no solo representa un gran revés dada la diferencia de categorías, sino que también sirve como un recordatorio contundente de que en el fútbol, al igual que en la vida, el guion nunca es predecible. Justo cuando piensas que estás viendo una repetición, la trama se complica y el desvalido se levanta. Para Levante, fue un momento de reflexión, un recordatorio de que incluso los más poderosos pueden ser humillados, y un testimonio de la hermosa imprevisibilidad de la Copa del Rey. Quizás la próxima vez, Levante traerá su mejor juego, o al menos pedirá un favor a los destinos del fútbol para evitar otro episodio de 'Eventos Desafortunados.'